PORQUE TÚ ERES FELIZ
Tendemos a percibir la felicidad como una emoción que tenemos que perseguir, un buen sentimiento que aparece momentáneamente en nuestras vidas como resultado de que las cosas vayan a nuestro favor, alcanzar metas importantes, o sentirnos bien con nosotros mismos. Nuestra felicidad es un efecto condicional de lo que está sucediendo a nuestro alrededor.
Pero hay una mejor manera de experimentar la alegría. ¿Qué tal si usamos la felicidad como una herramienta? ¿Qué tal si hacemos de la felicidad el punto de partida de todo lo que hacemos? ¿Qué tal si la felicidad se vuelve la causa?
Esta nueva perspectiva me ha abierto los ojos, y quiero compartirla con ustedes. Empecemos por tomar un momento y cerrar nuestros ojos. Ahora sonríe y sé feliz. Encuentra la felicidad que naturalmente reside dentro de ti. ¿La puedes sentir? Suena sencillo y puede que no la sientas al principio, pero no te rindas. Toma práctica y siempre está disponible a cualquier hora sin ninguna condición.
Si tomamos un momento para conectarnos con nuestra felicidad antes de abrir nuestra boca, antes de actuar o de reaccionar, la felicidad se convertirá en la causa de lo que pase enseguida, en vez de que sea al revés. Cuando empezamos con felicidad, lo que sea que venga después es un bono, una cereza en el pastel.
Ya estamos felices y por lo tanto, no necesitamos que pase nada para satisfacernos. No se trata de “actuarlo hasta lograrlo”, es una energía muy real a la que podemos conectarnos. Todo lo que hay que hacer es tener apreciación por cualquier cosa que se presente en nuestras vidas.
¿Qué tan seguido nuestros hijos ven felicidad en nuestras caras? ¡No lo suficiente! Imagina conectar con la felicidad antes de interactuar con nuestros hijos. Tendremos mucha más paciencia, y no necesitaremos que hagan algo por nosotros. Cuando nos ven felices, se sienten seguros, amados, sienten que la vida es manejable y se sienten mucho menos ansiosos.
Si quieres ser feliz, Sé. — León Tolstói
Nuestra esencia es Luz, y una de las expresiones de la Luz es la felicidad. Está disponible dentro de nosotros para conectarnos y para usarla en todo momento. Cuando la Luz de la felicidad aparece en nuestras caras, nuestros hijos, también, pueden tener la fuerza y esperanza que necesitan para lidiar con la vida.
—Michal Berg—