Transformando Creencias: Quiero, Puedo y Me lo Merezco

En la vida todos merecemos lo mejor, la felicidad, la paz y una existencia digna. Reflexionar sobre qué obstáculos nos impiden sentirnos merecedores de estas bendiciones es crucial. Es momento de cuestionar las creencias limitantes que nos han condicionado y reconocer que, en realidad, tenemos el poder y la capacidad de alcanzar todo aquello que anhelamos. Porque cuando afirmamos "quiero, puedo y me lo merezco", estamos dando un paso hacia la transformación de nuestras creencias y hacia una vida plena y satisfactoria.

Nuestro entorno y nuestras experiencias reflejan el vínculo que tenemos con nosotros mismos y con nuestras creencias. Cada día, alimentamos nuestra mente con pensamientos que se repiten sin cesar, moldeando nuestra percepción de la realidad. A menudo, nos aferramos a estas ideas como si fueran verdades absolutas, sin darnos cuenta de su poder para moldear nuestra experiencia. Es importante reconocer que, al repetir una idea con suficiente frecuencia, podemos llegar a aceptarla como verdad, incluso si en realidad es una mentira. Este proceso nos invita a reflexionar sobre el tipo de pensamientos que cultivamos y el impacto que tienen en nuestra vida diaria.

Quiero, Puedo y Me Lo Merezco

Escuchamos decir a las personas que para tomar las riendas de su vida han tenido que «tocar fondo» para poder tomar la decisión firme de ser felices. Lo cierto es que todo lo que una persona necesita para ser feliz se encuentra dentro de cada uno, no está en el exterior, no está en las cosas materiales, ni tampoco está en otra persona (pareja), a pesar de esto, es difícil encontrar la inspiración, encontrar algo que nos empuje a salir de la zona de confort.

No es sencillo tomar la decisión de cambiar los hábitos, y de continuar permanentemente, hacerlo de forma estructurada, poniendo en orden aquello que ya sabemos que nos haces bien. En este punto uno se puede permitir ser ayudado, sea de una y otra forma, no lo sabemos todo y tampoco conocemos los herramientas o recursos que pueden llevarnos a ser exitosos.

Una cuestión principal que debemos aprender como seres humanos, es a sentirnos merecedores de que nos pasen cosas buenas. ¿Te ha pasado que cuando todo te va bien, sientes que le debes algo a alguien, como si sintieras culpa por los logros que estás obteniendo? ¿Quizá porque no te estás esforzando como se supone tienes que hacerlo para lograr algo?

La culpa es una de las principales enemigas del merecimiento. Es la que no permite que tomes el momento perfecto tal como es y puedas tan solo agradecerlo. Culpa a defraudar a alguien, a llegar más lejos que alguna persona que estimas mucho, a ser diferente de la gente que amas, a ser exitoso, a cumplir tu sueño, a ser feliz mientras otros no pueden serlo, a tener mayor ingreso económico, a comprar tu casa propia, o con la oportunidad de poder vivir de lo que te gusta hacer.

Así como la culpa, tu mente te juega malas pasadas, y podría decirse que es tu pero enemiga, no solo porque conoce todas tus debilidades, sino porque las crea. A la mente no le gusta las situaciones nuevas, no quiere dejarte salir de la estabilidad en la que te encuentras en tu zona de confort y se inventará mil excusas para evadir cualquier intento ante una nueva situación. Así que no lo pienses mucho, solo actúa y verás que poco a poco, tus acciones repetidas se convertirán en un hábito.

Seguramente con el pasar del tiempo has pospuesto «mirarte», «sentirte», «escucharte», saberte fuerte, segura y confiada y te has dado cuenta de que has hecho todo lo posible para distraerte, para alejarte de cosas que has querido hacer y en realidad, nada te lo impide. Tu mayor obstáculo eres tú. Así que toma la decisión y repite: porque quiero, puedo y me lo merezco.

¿Dónde crees que radica tu falta de merecimiento? ¿En qué parte de tu vida te encuentras más estancado o repitiendo siempre la misma situación? Todo está en tu mente y a tu alcance, si quieres abundancia y prosperidad tendrás abundancia y prosperidad.

Todo está en tu forma de pensar y actuar en el mundo. No hay límites. Solo tú decides lo que quieres para tu vida hoy, aquí y ahora. Es tu actitud lo que determina lo que te sucede, por eso, cambia la mente y prepárate para la vida que sueñas. Tú decides cuándo y qué cambiar de tu vida. Tú decides qué sentir y qué pensar.

Elabora un plan de acción y conviértete, por unos días, en una máquina que no piensa, solo actúa. Si necesitas un cambio, si realmente tomas la decisión, desde el interior, debes buscar la forma, las personas, o lo que necesites para conseguir tu objetivo. Si realmente lo deseas con todas tus fuerzas, con todo tu ser, debes elegir hacerte responsable.

Reconocer y afirmar nuestro derecho a lo mejor de la vida, así como nuestra capacidad para alcanzarlo, es un acto de amor propio y empoderamiento. Al adoptar esta mentalidad, nos abrimos a nuevas posibilidades y nos permitimos vivir una vida plena y satisfactoria. Recordemos siempre que merecemos lo mejor y que, al quererlo, poderlo y merecerlo, estamos dando los primeros pasos hacia una vida más plena y satisfactoria.

 

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