Si No Compartes el Conocimiento, No Sirve para Nada
Es fascinante adentrarse en la trayectoria del destacado físico teórico estadounidense Michio Kaku, cuyo renombre en el campo de la teoría de cuerdas lo sitúa en la vanguardia del conocimiento científico. Con casi tres décadas ocupando la cátedra Henry Semat de Física Teórica en el City College of New York, Kaku ha dejado una marca indeleble en el ámbito académico y de divulgación científica a nivel mundial.
Su profundo compromiso con la exploración de la teoría de campo de cuerdas, una vertiente clave de la teoría de cuerdas, lo ha llevado a desentrañar los misterios más complejos del universo. Además de su labor como educador y investigador, Michio Kaku se ha distinguido como uno de los divulgadores científicos más influyentes de nuestro tiempo, compartiendo su pasión por la ciencia con audiencias de todas las edades y orígenes. Su capacidad para transmitir conceptos científicos complejos de manera accesible y cautivadora lo convierte en un referente indispensable en el panorama de la divulgación científica moderna.
Michio Kaku, desde una edad temprana, abrazó una visión del mundo impulsada por la curiosidad y la ambición. Su extraordinaria travesía desde la infancia hasta convertirse en un renombrado físico teórico es testimonio de su pasión y determinación por comprender los misterios del universo. Su incursión precoz en la ciencia, marcada por la construcción de un acelerador de partículas en su garaje, refleja su inquebrantable deseo de desentrañar los secretos más profundos de la realidad.
Compartir conocimiento es clave en el desarrollo como sociedad
Bajo la premisa de que "si no compartes el conocimiento, este no sirve para nada", el físico Michio Kaku plantea reflexiones fundamentales sobre la importancia de la ciencia y la tecnología en nuestra sociedad contemporánea. Su enfoque no se limita únicamente al ámbito académico, sino que también aborda cuestiones cotidianas que impactan en la vida de las personas.
Durante la guerra de Vietnam, Kaku completó su entrenamiento básico del Ejército estadounidense, su paso por esta Vietnam fue motivo para reflexionar que todos iban a morir allí y que algo debía hacer.
En palabras de Kaku: Si tengo todo el conocimiento, ¿por qué tiene que morir conmigo?, ¿por qué no contar a la gente que el conocimiento es poder?, que el conocimiento es democracia, que empodera. Tenemos que asegurarnos de que lo que enseñamos a los estudiantes les resulte útil. A veces la gente viene y me dice: “Profesor esto es útil, ¿puedo usar esta información?, ¿cómo funciona una televisión o una máquina de rayos X?, todo lo que tenemos alrededor es un misterio. Una persona normal pasa toda su vida sin cuestionarse, sin ser consciente de todo lo que lo rodea, y estamos rodeados de tecnología, está por todas partes, pero ¿cómo funciona?
Llegará el día en que ese conocimiento afecte a tu carrera, a tu salud, a tu vida, porque de ahí procede el bienestar, el bienestar viene de la ciencia y de la tecnología. Durante gran parte de la historia de la humanidad, desde el hombre de las cavernas hasta el presente, la esperanza media de vida, estaba entre 30 a 45 años. La vida no era para nada bonita, pero, ¿qué pasó?, aparecieron la ciencia y la tecnología, vinieron en oleadas.
La primera fue a principios de siglos XIX, los físicos descubrieron la energía térmica, la máquina de vapor, la locomotora, el motor, de repente había máquinas y fábricas, porque los físicos comprendieron como extraer energía del carbón y el vapor, luego lo físicos descubrieron la electricidad, el magnetismo. Las ciudades se iluminaron, de repente teníamos televisión, radios.
La tercer ola fueron los ordenadores, los físicos crearon el transitor, el laser, eso nos trajo internet y los ordenadores. Ahora aunque mucha gente no lo sabe estamos investigando la cuarta fase, y no queremos dejar a la gente atrás. La cuarta es la inteligencia artificial y la biotecnología. La ciencia a nivel molecular. La ciencia no va a ir hacia atrás. Hay que ir aprendiendo con cada revolución y por eso hay que enseñar a la gente por qué esto es importante, porque va a afectar a sus trabajos, a sus sueldos, a su estilo de vida, a su función en la sociedad.
El teléfono se invento hace cien años, ve a la biblioteca y lee los periódicos que hablaban mal del teléfono. A los que escribían que el teléfono era mecánico, que ya no íbamos a hablar con nuestros hijos sino con una voz que flota en el éter. Que es mecánico, seco, estéril, esa gente tenía razón. Ya no hablamos tanto con nuestros hijos, ni pasamos tanto tiempo hablando cara a cara, pero el caso es que nos encanta.
Nos encanta el teléfono porque expandió nuestros horizontes y los multiplico por cien, ¿significa esto, de alguna manera, que las cosas se vuelven menos humanas?, si, pero hay que cambiar la definición de lo que es humano. Cuando apareció el teléfono se crearon nuevas reglas específicas para usarlos y ahora tenemos internet. Los niños deben conocer las reglas de este nuevo medio, es bueno que lo usen porque todos sus compañeros lo usan. Es el futuro, hay que acostumbrarse, pero hay que socializar a los niños, esa es la clave.
El acto de compartir conocimiento se erige como un pilar fundamental en el avance y desarrollo de la sociedad moderna. Aunque nos encontramos inmersos en un entorno tecnológico, en ocasiones damos por sentado el funcionamiento de las herramientas que utilizamos diariamente. Rara vez nos detenemos a reflexionar sobre el proceso que ha llevado a su creación y evolución, a pesar de que gran parte de nuestro bienestar y comodidad proviene de los avances científicos y tecnológicos.
“Dos pasiones me han motivado durante toda mi vida: el deseo de comprender las leyes físicas del universo dentro de una única teoría coherente, y el deseo de ver el futuro. Finalmente me di cuenta que ambas pasiones eran en realidad complementarias”.